Esto de vender en internet no va de likes, seguidores o de ser influencer y tener códigos de descuento en productos. No.
Va de ser la mejor opción en la cabeza de tu cliente, algo a lo que puedo ayudarte.
Si tienes un negocio de entrenamiento, bienestar o salud, que ya factura, y quieres aumentar tus ventas puede que le te cuento aquí te interese.
Ahora algo menos.
Cuando empecé en internet, cometí todos los errores posibles. En serio, todos.
Pensé que con mis títulos y experiencia, vendería muchos entrenamientos. Me dijeron que tenía que subir contenido de calidad, que sea mejor que los de los influencers de turno, y todo iría sobre raíles como un escalectrix.
Ellos vendían cada vez más, yo descendía lentamente por un acantilado de frustración.
Después de probar mil y una cosas abandoné. Fueron meses y meses de crear contenido, currármelo y hacer todo lo que se supone que tenía que hacer. Acabé agotado como si hubiese terminado un ultramaratón. ¿Recompensa? Muy poca.
Lo que no sabía era que lo importante ni era yo, ni lo que podía ofrecer.
Tampoco la foto, el logo, la web o la calidad de mis vídeos.
Fíjate que desde que entraste aquí (y sigues leyendo), quieres saber cómo puedo ayudarte y si soy la persona adecuada.
Es normal.
Ni yo te importo, ni a tu cliente le importas. Queremos saber cómo alguien puede ayudarnos a resolver nuestro problema y quién es la mejor opción para hacerlo.
Puede que tu cliente tenga sobrepeso, quiera competir en culturismo, le coma el estrés, tenga depresión, lo que sea.
Al final solo quiere una persona que entienda su problema, con la que sienta confianza, conecte y le garantice una solución.
Y esa confianza no se gana con sumarse al baile de Tik-Tok o reel de moda.
Es captar su atención con un mensaje único que le lleve a verte como la mejor opción.
Y eso se hace…
Aiiisss, leche, que se me olvida.
De lunes a viernes comparto ideas, historias, reflexiones y más cositas que van a ayudarte a vender más y tener clientes que pagan lo que vales. Es gratis y te quitas cuando quieras.
Historias random, reflexiones e ideas locas antibostezos para vender más y colarte en la cabeza de tu cliente como un ladrón de guante blanco.
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Es decir
O te acompaño para crear una estrategia de comunicación y ventas que te posicione sobre tu competencia.
O escribo los textos de tu negocio y diseño estrategias sencillas para que conectes con tus clientes y vendas más.
Dormir a pierna suelta, sabiendo que tienes la agenda llena , pagan lo que vales y con la tranquilidad de que no te faltarán clientes.
De lunes a viernes comparto ideas, historias, reflexiones y más cositas que van a ayudarte a vender más y tener clientes que pagan lo que vales. Es gratis y te quitas cuando quieras.
Puede que hayas leído muchas teorías por ahí, gurús e información confusa que te hace pensar que:
- Freír a tu audiencia con testimonios es la mejor manera de conseguir clientes o la única.
- Las redes sociales deben ser la base de tu negocio aunque dependes de sus (impredecibles y caprichosos) algoritmos.
Y claro, para no cagarla te tiras más tiempo viendo a la competencia que tu negocio.
De tó la vida.
Copiar al que le va bien.
Esto no es ni bueno, ni malo.
La mayoría está en ese punto.
Pero eso solo te va a llevar a tirar más tiempo del que tienes, ver pocos resultados y siempre estar persiguiendo clientes.
Te lleva sentir que estás en un barco a la deriva a merced de una tormenta caprichosa que no cesa.
Eso, o te planteas bajar los precios.
Y dudo que con la experiencia y formación que tienes te sientas bien contigo por ello.
Si has seguido todos esos consejos que están por ahí, con suerte has generado unos cuantos ingresos. Algo no cuadra.
Te llegan clientes a cuenta gotas, trabajas mucho y ofreces contenido de valor… pero ahí se queda la cosa.
Te hago una pregunta
¿Te parece bien eso?
Si es así, no sigas leyendo.
Esto no es para ti, tampoco si quieres que te solucione la vida, la máquina de fabricar humo se me rompió...
Es decir, que NO te elijan por precio.
Estás en el sitio adecuado.
Ojo.
Para que quede claro.
No tengo un método con siglas, ni te prometo hacerte rico, ni que todo es fácil.
Sencillo sí, fácil bueno… no tanto.
Lo que sí es que tendrás el timón bien cogido del barco y surcaremos las olas sabiendo que hay un faro al que seguir. Con la tranquilidad que vas en el camino adecuado.
Porque en realidad solo necesitas 3 cosas para vender en internet, llegar a muchas personas y vivir muy bien de tu negocio:
– Un servicio excelente
– Una propuesta de valor que haga hipersalivar a tu cliente
– Comunicarlo para que seas la mejor opción.
Quizás que por eso estás leyendo esto ¿No?
Hablando de leer.
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Vamos a imaginar que quieres ir de Safari.
Supongo que esperas que sea una EXPERIENCIA, única, exótica, memorable.
Porfa, visualízalo que es importante. Si quieres cierra los ojos.
Elige el lugar del mundo donde lo harías, dibuja los animales, las plantas, árboles, colores, temperatura, el vehículo...
Todo, con lo lujo de detalles. Es importante.
¿Lo tienes?
Sígo.
Quieres (DESEAS, te mueres de ganas) que te deje boquiabierto, disfrutarlo, fotografiarlo y contárselo a todo el mundo al volver a tu casa.
También subirlo a Instagram 😉
Que sean una vacaciones diferentes, nada comparado con irte a Hotel todo incluido que parece un enjambre de personas con niños correteando y personas agolpadas en una esquina para conseguir un selfie decente.
¿Por qué te cuento esto?
En los safaris, los animales se pasean sin la más mínima necesidad de agradar a nadie.
Y es SU casa, por tanto SUS reglas.
Descubres allí la magnificencia de los leones, la agilidad al cazar de las leonas y la personalidad y fuerza de los elefantes.
Y aquí viene lo importante para ti y tu negocio...
La jungla de internet es más un zoo que un safari.
Quiero decir. Se supone que vender en internet es como una jungla.
Cruel.
Difícil.
Hostil.
¿Qué se encuentra tu cliente?
Propuestas enjauladas tras los fríos barrotes de mensajes fríos, aburridos y que son la copia, de la copia, de la copia de otro.
Sobreviven a base de hacer lo mismo que los demás y competir por las pocas hienas a su alcance, dependiendo de algoritmos caprichosos.
Y otros que son elefantes que se parecen al del cuento de Bucay, podrían pisar fuerte y romper sus cadenas, pero se quedan quietos pensando que no pueden lograr algo más grande.
De los que parecen monos bailando mejor no hablo....
(no seas de estos).
Bien, bien bien.
Piensa un momento.
Ponte en su piel ¿Si fueras tu cliente qué prefieres?
¿Propuestas enjauladas con mensajes idénticos unos entre otros y que encima hablan de ellos con afán de protagonismo como aquel mono que espera recibir la comida de los visitantes?
O
¿Hablarle en su idioma, dibujar en su mente cómo va a sentirse y cambiar su vida cuando decida comprarte y que entienda que tú eres la persona indicada?
Algo único en su especie.
Para eso puedes empezar gratis por mi newsletter.
Te hago una pregunta
¿Te parece bien eso?
Si es así, no sigas leyendo.
Esto no es para ti, tampoco si quieres que te solucione la vida, la máquina de fabricar humo se me rompió...
Solo prometo una cosa: no te aburrirás y mando mails de lunes a viernes a las 15.30 hr para que te tomes el café tranquilamente y te lleves ideas de:
Historias random, reflexiones e ideas locas antibostezos para vender más y colarte en la cabeza de tu cliente como un ladrón de guante blanco.
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Me queda una historia más... Igual te hace pensar
Spoiler: aunque me flipan las croquetas no va de estas. De las que se comen me refiero.
Una historia curiosa que igual te sirve para reflexionar.
O no.
Méjico 1968.
El imponente Estadio Olímpico contemplaba a un hombre delgado, de largas extremidades y con aspecto de saltamontes.
En cierto modo este atleta lo era. Un tal Dick Fosbury se plantaba en la pista listo para realizar su salto.
68,954 espectadores contemplaban ese momento.
Había rumores de que era único, diferente al resto, hacía algo que los demás no y por eso tenía una ventaja competitiva.
Se rumoreaba que desbancaría al actual campeón del salto en altura y optaba a batir el récord del mundo. Poca broma.
2,24 metros, es lo que marcaba el listón.
Si lo conseguía sería récord mundial y olímpico.
Dieron la orden.
Se hizo el silencio.
Corrió a toda velocidad y llegando a su objetico, comenzó a desviarse.
El silencio se transformó en vacío.
Quedó de lado y al elevarse de espaldas al listón, pasando la cabeza, arqueando la espalda y finalmente…
…la cadera.
El listón, inmóvil.
La grada estalló de júbilo y Fosbury no solo ganó, revolucionó su deporte cambiando la técnica.
Cuando todo el mundo hacía la “croqueta”, no la de comer, la de saltar, él hizo lo que otros no hicieron.
Se diferenció.
Ganó.
Y a día de hoy su forma de saltar es la que utilizan todos los saltadores.
No se trata de ser un un Fosbury y revolucionarlo todo, solo darle un giro propio al mensaje para que te perciban como la mejor opción.
Si te interesa saber cómo diferenciarte y vender con un listón tan alto como tú quieras, es por aquí abajo.
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Nacho Novoa © 2023 - Copywriter especializado en Fitness
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